¿Qué es el labrum?
La articulación de la cadera también se denomina articulación coxofemoral, ya que une la cabeza femoral con el acetábulo del hueso coxal. Se trata de una articulación muy estable debido entre otras cosas al labrum glenoideo que presenta. Este consiste en un tejido fibrocartilaginoso que recubre la cavidad del acetábulo en forma de anillo y aumenta la superficie articular de la cabeza femoral, rodeándola y reforzando la articulación coxofemoral.
El labrum es una estructura muy importante debido a su indispensable papel en la estabilidad y en la biomecánica de la articulación coxofemoral, ya que permite que la cavidad del acetábulo profundice contra el movimiento de traslación que se produce en la cabeza femoral. Sin embargo, el labrum realiza otras funciones fundamentales:
- Disminuye la probabilidad de que se produzca una luxación de cadera.
- Distribuye las cargas y las fuerzas de presión dentro de la cavidad del acetábulo.
- Ayuda a aumentar la lubricación de la articulación coxofemoral.
- Reduce el desgaste artrítico prematuro.
La rotura del labrum de cadera tiene lugar más comúnmente como consecuencia del impingement femoroacetabular (FAI) o choque femoroacetabular; producido por la deformidad en la morfología del acetábulo, la cabeza femoral o ambas dos estructuras. Tenemos que tener en cuenta que los desgarros producidos sobre el labrum acetabular son una fuente de síntomas muy importante, ya que presenta una gran cantidad de terminaciones nerviosas que hay que saber controlar y valorar de manera adecuada e individualizada. Sin embargo, se ha evidenciado en los últimos años que existe una prevalencia relativamente alta de desgarros del labrum de la articulación coxofemoral en pacientes asintomáticos que hay que tener en cuenta en relación con las actividades que realice esa persona y en cómo puede influir en su día a día, ya que podría ser un indicador de una futura probable patología de cadera.
¿Qué causa el desgarro del labrum de la cadera?
Las roturas del labrum de cadera pueden deberse a múltiples causas, entre las que destacan las siguientes:
- Impingement femoroacetabular (FAI): Es la principal causa de que se produzca un desgarro en el labrum de la cadera, así como uno de los principales motivos de padecer dolor coxofemoral. Consiste en una incongruencia articular entre la cabeza femoral y la cavidad cotiloidea del acetábulo debido a que la relación anatómica entre ambas estructuras no es adecuada. Existe choque femoroacetabular de tres tipos: tipo cam (la afectación se encuentra en el fémur), tipo pincer (la lesión está en el acetábulo) o tipo mixto (una combinación de las dos anteriores). Esto origina una degeneración de labrum y como consecuencia puede producirse la rotura de esta estructura.
- Traumatismos o microtraumatismos continuados: La recepción de uno o varios traumatismos sobre la articulación coxofemoral puede traer como consecuencia el desgarro del labrum. Esto se produce en algunos deportes de contacto como el fútbol americano o rugby.
- Movimientos repetitivos: La realización de los mismos movimientos de manera reiterada origina un aumento de presión y de carga que afecta negativamente al labrum. Esto pasa en algunos deportes como el golf, donde se realiza un movimiento de torsión repetido.
- Anomalías estructurales: La presencia de alteraciones óseas en la morfología de la cabeza femoral o en la cavidad del acetábulo puede producir un aumento de la presión sobre el labrum llegando a producirse en ocasiones el desgarro del mismo.
- Laxitud capsular: La presencia de hiperlaxitud en la articulación coxofemoral suele producir un aumento de presión sobre la estructura del labrum debido a la inestabilidad biomecánica que ello conlleva.
- Degeneración: En ocasiones, la rotura del labrum se debe al paso de los años como consecuencia del desgaste de las articulaciones.
- Genética: Se ha evidenciado que el componente hereditario influye a la hora de aumentar las posibilidades de padecer una rotura del labrum.
Síntomas de la rotura de labrum
Los pacientes que sufren rotura del labrum de la cadera presentan la siguiente sintomatología:
- Dolor sobre la zona inguinal homolateral, a la articulación coxofemoral afectada y en la zona anterior de la cadera.
- El principal movimiento en el que aparece el dolor suele ser en el patrón de flexión y de rotación interna de la cadera.
- En ocasiones presenta una irradiación hacia la región glútea, la zona lateral de la cadera o hacia la rodilla de ese mismo lado.
- El dolor suele ir produciéndose de manera progresiva y a menudo es de mayor intensidad por la noche.
- Rango osteomuscular o rango de movimiento articular (ROM) limitado.
- Pueden existir crepitaciones durante el movimiento de la articulación coxofemoral afectada.
Tratamiento fisioterapéutico recomendado
Desde el Centro de Fisioterapia y Rehabilitación Aquiles intentamos siempre y cuando sea posible tratar este tipo de lesiones de manera conservadora para retrasar o evitar el tratamiento mediante cirugía. En aquellos casos, en los que se debe optar por el tratamiento quirúrgico, también hay que realizar un adecuado abordaje fisioterapéutico postoperatorio, siempre basándonos en los objetivos señalados de manera conjunta con el paciente. Cada vez nos encontramos de manera más habitual este tipo de afectación en la cadera y es de vital importancia un tratamiento rápido y adecuado de la estructura afectada.
Los objetivos del plan fisioterapéutico tanto si se lleva a cabo un tratamiento conservador como un tratamiento quirúrgico serán disminuir el dolor y la inflamación, recuperar la movilidad articular en todos los planos de movimiento, evitar la aparición de compensaciones en el movimiento y aumentar la fuerza muscular de los grupos musculares involucrados en la movilidad de la articulación coxofemoral. Para intentar conseguir todos ellos se realizará un tratamiento individualizado adaptado al paciente en el cual utilizaremos varias herramientas:
- Técnicas analgésicas: Calor local, electroterapia (TENS) y ultrasonidos se utilizarán con el objetivo de disminuir el dolor.
- Movilizaciones pasivas, activo-asistidas y/o activas con el objetivo de ir progresivamente recuperando el rango de movilidad articular (ROM) evitando la aparición de restricciones en algún plano de movimiento.
- Terapia Manual adaptada a la evolución de la rotura del labrum o en el estadio que se encuentre el labrum tras la cirugía, con el objetivo de disminuir la rigidez de los tejidos afectados por dicha lesión y evitar posibles adherencias adyacentes a la zona donde se ha producido el desgarro.
- Magnetoterapia para ayudar a estimular la región de tejido fibrocartilaginoso por la que está formado el labrum.
- Ejercicio terapéutico con el objetivo de recuperar la máxima funcionalidad en los distintos planos de movimiento de la articulación de la cadera. Es muy importante adaptar dicha estructura a las cargas del día a día del paciente para evitar posibles recidivas.
- Fortalecimiento muscular: A través de ejercicios de potenciación muscular prescritos por el fisioterapeuta intentaremos aumentar la fuerza muscular y conseguir un adecuado patrón de movimiento sin compensaciones.
- Terapia INDIBA ACTIV: Se trata de una herramienta muy recomendada y eficaz cuyos resultados están avalados por los últimos estudios científicos. A través de la tecnología Indiba Activ podremos trabajar a una frecuencia determinada (448 kHz) produciendo una estimulación de los diferentes planos tisulares. En su aplicación podemos destacar los siguientes efectos:
- Aumento en la generación de colágeno y elastina, produciendo una mejora en la flexibilidad y elasticidad de los diferentes tejidos adyacentes al labrum.
- Disminución del dolor y la inflamación tisular.
- Mejora de la oxigenación y vascularización del tejido mediante el aumento de la circulación sanguínea y linfática, favoreciendo el drenaje linfático y evitando posibles retenciones de líquidos que se hayan podido producirse tras la intervención quirúrgica si finalmente ha sido la cirugía la elección para abordar la rotura del labrum.
- Disminución del tiempo de recuperación.
- Aumento de la hidratación de las estructuras adyacentes y mejora del tejido cicatricial (si se ha llevado a cabo un tratamiento quirúrgico) reduciendo el riesgo de fibrosis y adherencias.